Comenzar por delimitar el contexto de la iniciativa que se quiere evaluar y definir sus objetivos es clave para crear un plan de evaluación que se ajuste a la realidad en la que se aplica.

Civímetro propone siete dimensiones que caracterizan la innovación ciudadana. Seleccionar aquellas que están alineadas con los objetivos y maneras de hacer de la iniciativa nos permite definir cuáles consideramos importantes para que se consigan los resultados esperados.

Concretar el alcance de la evaluación permite ajustarla a unas expectativas realistas según las circunstancias de cada contexto y los recursos disponibles.

La teoría del cambio es una representación de la cadena de valor completa de la actividad que estamos evaluando. En ella se incluyen todas las hipótesis y asunciones de cómo creemos que la actividad se va a desarrollar. Esta teoría es la base para acabar de identificar los indicadores que necesitaremos en la evaluación. Está creada por el equipo de evaluación y consensuada con los principales agentes de la iniciativa. Por un lado, permite que el equipo de evaluación conozca bien la realidad que está evaluando y, por otro, garantizar que los agentes implicados tengan una visión común de la evaluación.

Para que la medición de indicadores sea eficiente y esté sistematizada, es necesaria la creación de una infraestructura que facilite la recogida y análisis de datos de forma clara, sencilla e integrada con la iniciativa a evaluar.

La generación, recogida y sistematización de datos y documentación para la medición de los indicadores suponen un paso crucial en el proceso de evaluación: de la teoría a la práctica.